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Remodelación de los tejidos peri-implantarios después de la regeneración ósea alveolar e inserción de un implante Prama en una zona estética: seguimiento a los 2 años

Dr. Davide Guglielmi, Dr. Roberto Castellano, Prot. Massimo Marzetta, Solbiate Olona (VA)

Paciente mujer de 48 años acude a la consulta con dolor a nivel de la semiarcada superior derecha. El análisis objetivo ha detectado la presencia de fístula localizada en la mucosa bucal, a nivel del elemento 1.5, que presentaba movilidad de grado II y una protesización con corona metálico-cerámica (más de 10 años, tal y como explicado por la paciente). El control radiográfico evidencia, en relación con el susodicho elemento dental, una área de radiotransparencia ósea en proximidad del tercer medio y del tercer apical de la raíz. El diagnóstico de la consulta destacaba una fractura radicular vestibular. De acuerdo con la paciente, se ha optado por un plan terapéutico de extracción del elemento fracturado, de regeneración ósea alveolar, inserción de un implante y siguiente finalización protésica. La primera fase quirúrgica supuso la extracción de la raíz y el llenado del defecto óseo con hueso bovino particulado desproteinizado, cubierto con una membrana reabsorbible de colágeno. La segunda fase quirúrgica, al cabo de 7 meses, supuso una incisión crestal en el área con edentulismo y la inserción de un implante Prama en el sitio regenerado. Luego, de acuerdo con los plazos de cicatrización biológica, se ha procedido a la rehabilitación implanto-protésica.

 

El exito de una terapia implanto-protésica depende de la interacción de factores anatómicos, técnicos, quirúrgicos y protésicos. La inserción del implante guiado protésicamente permite obtener un soporte excelente de los tejidos blandos peri-implantarios y el perfil de emergencia ideal de la prótesis final.

 

Tal y como indicado durante la Consensus Conference de EAO (European Association for Osseointegration) de 2015, los requisitos del éxito de un tratamiento implantario son:

  • una buena estabilidad primaria;

  • ausencia de ulteriores procedimientos de regeneración ósea en la inserción del implante para la gestión de la dehiscencia residual o defectos de defenestración;

  • supervivencia y éxito del implante;

  • niveles óseos marginales;

  • indicadores BOP (Bleeding On Probing) y PI (Plaque Index) negativos.

 

En el caso clínico presentado los objetivos primarios y secundarios se han alcanzado y se han confirmado en el seguimiento al cabo de 2 años.

“No habíamos encontrado nunca un implante que, por sus características únicas, conjugara un resultado protésico con sumo valor estético y el máximo respeto de la salud de los tejidos peri-implantarios.”

cit. Dr. Davide Guglielmi, Dr. Roberto Castellano

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